Que
el planeta gira sobre sí mismo y alrededor del sol es algo que costó
sangre, sudor y lágrimas demostrar (que se lo pregunten al pobre
Galileo). Que diariamente se producen cientos de incidentes que
alteran ese movimiento es algo que todavía nos resulta extraño,
pero igualmente sucede.
El
Tsunami que azotó las costas del sureste asiático en 2004 o el
terremoto de Chile en febrero del año pasado fueron cataclismos tan
traumáticos para la corteza terrestre que los expertos no tardaron
en declarar que habían afectado a la rotación del planeta. Pero si
hay una especie capaz de alterar el frágil equilibrio de cuanto
toca, ese es el hombre. En China, el funcionamiento de la presa más
grande del mundo ha forzado también un cambio en la forma de girar
de nuestro planeta. ¿A qué nos exponemos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario